
La realidad siempre conspira en contra de los secretos de los amantes. En puntitas de pies, con equilibrio de estatua en fuga. La cosas son como son: la gente, a veces, tiene unas urgentes necesidades espirituales y de pronto se encuentra en un vértigo que la vida misma se encarga de poner en linea recta. No importa si entre las palabras y las acciones no hay diferencias. Era un invierno severo, como los padres de otras generaciones y el verano, era impensable. Los amantes, también son lo que son, como la presunción de cambiar el otro, mientras que la desesperación se come las vísceras: en silencio, inestable pero segura. Aparentando integridad y esperando que la nieve descienda en Febrero...
Imposible, como la certeza que exista algo que sea para siempre.
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